TEATRO |
Valeria
Tercia 27.01.2012 |
“El
machismo es aún un abuso que está socialmente aceptado”
La actriz marplatense junto al director Mauro Molina, integra el elenco de “La herencia maldita” pero también se pone al hombro el unipersonal “Magdalena”, donde interpreta a una mujer en la década del ´50, peleando contra los mandatos sociales.
Es la quinta temporada de Valeria Tercia en Mar del Plata. Esta vez, se presenta con dos obras donde se entrecruzan el drama con el humor y la ironía. Ambas, “apuntan a la transformación, o al menos a dejar en el público un mensaje impregnado con una cuestión muy fuerte desde lo social”, contó Tercia.
Nacida en nuestra
ciudad, estudió teatro con Antonio Mónaco y Enrique Baigol. Además, ha tomado
clases de danza teatro, dramaturgia y clown. Ganadora del Premio Estrella de
Mar 2010 a la mejor actuación femenina marplatense, este año se presenta con
dos nuevas propuestas: “La herencia maldita” y “Magdalena”. Esta última, su
primer unipersonal estrenado en esta temporada.
“La herencia
maldita” (del director brasileño Augusto Boal)
trata sobre una familia de aristócratas que se reúnen a la madrugada a dividir
una herencia, que no pueden cobrar. A partir de situaciones de mucha violencia,
y a la vez graciosas, terminan fagocitándose en pos del único valor que todos
adoran: el dinero. Para que la herencia sea más importante, sería necesario
matar a uno de los integrantes, o lograr que uno de ellos se suicide. “Ahí
aparecen todas las miserias y las cosas más oscuras del ser humano y de la
sociedad”, relató Tercia, y
aclaró que “tiene
humor negro, uno termina riéndose de cosas muy crueles”.
“Magdalena” (de
Mauro Molina) habla acerca de los mandatos sociales a los que eran sometidas
las mujeres durante la década del ’50. En esa época, vivían a la sombra de sus
maridos. “Magdalena
es una crítica muy fuerte al machismo, al lugar relegado de la mujer. También
tiene toques de romanticismo, de ironía, de humor”, manifestó Valeria en una charla con El
Atlántico, y agregó que “termina
siendo tragicómica, porque es el modelo que estaba impuesto, no lo que a
Magdalena y a estas mujeres les estaría pasando verdaderamente”.
-
¿Cuál es el deseo más reprimido de Magdalena?
- Quiere dejar a su marido. Él no ha llegado a
horario de su trabajo, y quizá no vuelva en toda la noche. Su deseo más íntimo es
escaparse de esa vida. La
sociedad machista no sólo está a cargo de los hombres, sino también de las
mujeres que aceptan esto y creen que tiene que ser de esa manera. También
sucede que si ella llega a cumplir su cometido, será mal vista. De hecho la
madre le dice que la tildarán de “prostituta” frente a todo el mundo.
•- ¿Te ves reflejada, en algún punto, con el personaje?
-Magdalena es como
mi opuesto. Lo cual me resulta sumamente atractivo. Me parece que el desafío es
trabajar con cosas que siento lejanas. No me declaro feminista, pero sí
defensora de los derechos de la mujer, y sobre todo de la igualdad. Ella no se
rebela, sino que acepta. Se somete a estos mandatos: a lo que la madre le dice,
a lo que ha aprendido desde niña. Es un personaje que está supeditado a la
voluntad del hombre, que vive para agradar, para mantener su casa como si fuese
un paraíso. No debe hablar de sus problemas. Su obligación es sonreír, ser
dulce, interesante.
-
La mujer en la actualidad, ¿ya no se encuentra sometida a aquellos mandatos
sociales?
-Lamentablemente
creo que todavía sucede. El machismo es aún un abuso que está socialmente
aceptado. Ha marcado muchas generaciones y todavía sigue marcando. Se nota en
las cosas más básicas de cada día. Si vas manejando, todavía hay alguien que
puede decir “Andá a lavar los
platos”. Hay familias constituidas sobre una base machista: estar al servicio
de la casa y del marido.
•- Dentro del teatro, ¿cuál es el lugar de la mujer?
•-
A la mujer se la está poniendo en un lugar de degradación. Se ve constantemente
que es un objeto sexual, de deseo. También en cuanto a la inserción laboral,
muchas mujeres que quizá no tienen preparación, acceden a algunos lugares
gracias a aceptar determinadas propuestas, o a través de escándalos. No me
molestan. Son lugares que tampoco me interesan. Tienen que ver con otras
propuestas. Pero sí creo que la inserción laboral está todavía estigmatizada
por estas cuestiones de que el hombre tiene el lugar del poder.
•- ¿Por qué las personas deberían asistir a las obras que
estás presentando?
•-
Está bueno que el público las vea porque más allá de lo que se pueda ver desde
lo “espectacular”, desde la puesta en escena, los mensajes son muy fuertes. Me
parece que está bueno que el teatro se transforme en una vía a través de la
cual uno pueda comunicar y manifestar. Para no denunciar, o hacer como si nada
sucediera, hay otras propuestas.