miércoles, 20 de junio de 2012

La Herencia Maldita o La Balsa de los Caníbales


O La Balsa de los caníbales, de Augusto Boal.
Una familia representante de una clase dominante que ha contribuído a destruír su entorno y que en lo íntimo del seno familiar se fagocia, en pos de conseguir el único "valor"  que todos respetan: EL DINERO.




Valeria Tercia es Maria Luisa.
Elenco
María Viau
Valeria Tercia
Matías Stella
Andrea Guerrieri
Agustín Tellechea
Fotografía
Paula Marchelli
Diseño Gráfico
Exequiel Abreu
Escenografía y Vestuario
Daniela Martín
Diseño de Iluminación
Horacio Novelle 
Dirección y Puesta en Escena 
Mauro Molina



"Hermanas" cortometraje


Fragmento Crítica "Magdalena, El Mandamiento 11º"


Mauro Molina, demuestra seguir en plena forma. Puestista exquisito y sobre todo, gran conductor de actores, no le puede ir mal junto a la Tercia , ganadora de un estrella hace dos años y candidata eterna a destacarse en cualquier pista, en conjunto o unipersonal (otro: Esa que no eres): la fuerza recíproca de dramaturgia y actriz, como una pieza de encastre, y, con verlos a ambas, el difícil arte de crear y armonizar personajes femeninos.

Nota diario El Atlántico


TEATRO |
Valeria Tercia                                                              27.01.2012 |
“El machismo es aún un abuso que está socialmente aceptado”
La actriz marplatense junto al director Mauro Molina, integra el elenco de “La herencia maldita” pero también se pone al hombro el unipersonal “Magdalena”, donde interpreta a una mujer en la década del ´50, peleando contra los mandatos sociales.
Es la quinta temporada de Valeria Tercia en Mar del Plata. Esta vez, se presenta con dos obras donde se entrecruzan el drama con el humor y la ironía. Ambas, “apuntan a la transformación, o al menos a dejar en el público un mensaje impregnado con una cuestión muy fuerte desde lo social”, contó Tercia.
Nacida en nuestra ciudad, estudió teatro con Antonio Mónaco y Enrique Baigol. Además, ha tomado clases de danza teatro, dramaturgia y clown. Ganadora del Premio Estrella de Mar 2010 a la mejor actuación femenina marplatense, este año se presenta con dos nuevas propuestas: “La herencia maldita” y “Magdalena”. Esta última, su primer unipersonal estrenado en esta temporada.
“La herencia maldita” (del director brasileño Augusto Boal) trata sobre una familia de aristócratas que se reúnen a la madrugada a dividir una herencia, que no pueden cobrar. A partir de situaciones de mucha violencia, y a la vez graciosas, terminan fagocitándose en pos del único valor que todos adoran: el dinero. Para que la herencia sea más importante, sería necesario matar a uno de los integrantes, o lograr que uno de ellos se suicide. “Ahí aparecen todas las miserias y las cosas más oscuras del ser humano y de la sociedad”, relató Tercia, y aclaró que “tiene humor negro, uno termina riéndose de cosas muy crueles”.
“Magdalena” (de Mauro Molina) habla acerca de los mandatos sociales a los que eran sometidas las mujeres durante la década del ’50. En esa época, vivían a la sombra de sus maridos. “Magdalena es una crítica muy fuerte al machismo, al lugar relegado de la mujer. También tiene toques de romanticismo, de ironía, de humor”, manifestó Valeria en una charla con El Atlántico, y agregó que “termina siendo tragicómica, porque es el modelo que estaba impuesto, no lo que a Magdalena y a estas mujeres les estaría pasando verdaderamente”.
 - ¿Cuál es el deseo más reprimido de Magdalena?
 - Quiere dejar a su marido. Él no ha llegado a horario de su trabajo, y quizá no vuelva en toda la noche. Su deseo más íntimo es escaparse de esa vida. La sociedad machista no sólo está a cargo de los hombres, sino también de las mujeres que aceptan esto y creen que tiene que ser de esa manera. También sucede que si ella llega a cumplir su cometido, será mal vista. De hecho la madre le dice que la tildarán de “prostituta” frente a todo el mundo.
- ¿Te ves reflejada, en algún punto, con el personaje?
-Magdalena es como mi opuesto. Lo cual me resulta sumamente atractivo. Me parece que el desafío es trabajar con cosas que siento lejanas. No me declaro feminista, pero sí defensora de los derechos de la mujer, y sobre todo de la igualdad. Ella no se rebela, sino que acepta. Se somete a estos mandatos: a lo que la madre le dice, a lo que ha aprendido desde niña. Es un personaje que está supeditado a la voluntad del hombre, que vive para agradar, para mantener su casa como si fuese un paraíso. No debe hablar de sus problemas. Su obligación es sonreír, ser dulce, interesante.
- La mujer en la actualidad, ¿ya no se encuentra sometida a aquellos mandatos sociales?
-Lamentablemente creo que todavía sucede. El machismo es aún un abuso que está socialmente aceptado. Ha marcado muchas generaciones y todavía sigue marcando. Se nota en las cosas más básicas de cada día. Si vas manejando, todavía hay alguien que puede decir “Andá a lavar los platos”. Hay familias constituidas sobre una base machista: estar al servicio de la casa y del marido.
- Dentro del teatro, ¿cuál es el lugar de la mujer?
- A la mujer se la está poniendo en un lugar de degradación. Se ve constantemente que es un objeto sexual, de deseo. También en cuanto a la inserción laboral, muchas mujeres que quizá no tienen preparación, acceden a algunos lugares gracias a aceptar determinadas propuestas, o a través de escándalos. No me molestan. Son lugares que tampoco me interesan. Tienen que ver con otras propuestas. Pero sí creo que la inserción laboral está todavía estigmatizada por estas cuestiones de que el hombre tiene el lugar del poder.
- ¿Por qué las personas deberían asistir a las obras que estás presentando?
- Está bueno que el público las vea porque más allá de lo que se pueda ver desde lo “espectacular”, desde la puesta en escena, los mensajes son muy fuertes. Me parece que está bueno que el teatro se transforme en una vía a través de la cual uno pueda comunicar y manifestar. Para no denunciar, o hacer como si nada sucediera, hay otras propuestas.